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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Hombres que se convierten en Top Models

27 de agosto de 2015

En este mundo cada uno tiene su lugar: las it girls están entre las primeras filas del front row encaramadas a sus altísimos stilettos, del mismo modo que los canguros se mueven dando enormes saltos sobre sus dos patas traseras. ¿Han visto ustedes a algún canguro posando en un photocall o haciéndose selfies para su blog? ¿Han conocido ustedes a alguna it girl gestando a su cría en una bolsa marsupial?  Pues no. Al igual que uno no esperaría pillar a una Infanta con neverita, reggaeton y tupper en la playa, un hombre que merezca tal apelativo no debería arrojárse frívolamente a los brazos de la presunción. Sin embargo, ocurre. 

Más de una va a llevarse un susto cuando su novio/marido se quite la barba y descubra que se ha casado con un tío más feo que Enrique San Francisco de resaca. Hay barbas para todos los propósitos: para parecer intelectual, en vez de empollón, bohemio, en lugar de desaliñado, interesante, si antes parecía anodino, moderno, el que antes daba pereza, cool si la barba es Hipster, seductor si emula a Vicent Lindon. Ni nos vamos a convertir todas en Carolina de Mónaco por llevar a un despistado barbudo del brazo, ni mutan ellos en el modelo de Tripadvisor por dejarse crecer una barba que ni los homeless de San Francisco. 

Sólo le encuentro una ventaja a esta clase de barbas, en caso de naufragio o de una epidemia cuyos únicos supervivientes seáis tu barbudo y tú, siempre puedes recurrir a las reservas alimenticias del nido capilar: 

– Cariño,  tengo hambre ¿Que te queda en la barba? 
– Creo que en la cara derecha, quedan restos del cocido del lunes, mira a ver…

Las barbas, eso sí, confieren un je ne sais quoi que que sé yo que la dejan a una siempre con la duda de si no se estará volviendo una coqueta, de repente todos parecen ideales. Pero para presumidos ellos, empiezan quitándole a una la crema antiarrugas, se pasan luego al sérum y terminas desayunando con él mientras te da una masterclass sobre cómo cuidarte la piel. Estas nuevas señoritas Pepis se adueñan poco a poco de las baldas del baño: after shave, espuma, maquinilla, crema antiarrugas, hidratante, contorno de ojos, loción capilar anticaída, aceite para el encrespamiento, champú energizante, toallitas refrescantes con olor a menta, jabón de manos, crema antiestrés, Grecian 2000, vitaminas con colágeno, crema ablandabarba para poder recortarla, cera de pelo, gomina, colonia, aceite corporal, tijeritas, pinzas, mascarilla… Ni en la primera planta del Corte Inglés hay tanta variedad donde elegir. Esto no sólo es ridículo si no que también es incomodísimo. Tu hombre se convierte en una adolescente en cuanto a tiempo transcurrido en el baño. No hay nada más antimorbo. 

– Cielooooo!!!! – Gritará con la cara embadurnada en mascarilla de pepino – ¿Dónde has dejado la Silk epil? 

Lo siguiente es pedirle al servicio que le prepare el batido antioxidante que desayuna la Preysler para conservar la juventud. Es sólo el primer paso de lo que está por venir: poco a poco irán estrechando el ancho de sus pantalones, hasta que llegue un día en que prácticamente puedan ponerse los tuyos, adornarán sus cuellos con delicados y vaporosos fulards, llevarán pareo a la playa, reconocerás en sus camisas de flores de Liberty el tejido de un vestido de nidos que tuviste con 12 años, se les cortarán los labios, sé harán la manicura, la pedicura, se darán masajes, irán a electrofitness, comerán exclusivamente ensaladas, se negarán a cenar fuera si no es un sitio de sushi…. Y terminarán por querer apuntarse a nuestras fiestas de pijama y comentar – helado de bote en mano- que no saben ya que hacer para acabar con la curvita de la felicidad. Para ser un hombre de bien: ducha, afeitado, desodorante y colonia de baño, todo lo demás sobra. 

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