«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La maravillosa gestión de mi amigo el obispo de Almería

A mí me parece un tristísimo paso por esa diócesis aunque no llegue a la situación de odio general que despertó en Ávila. Desde donde hubo que pasaportarle con cajas destempladas a esta diócesis. Curiosas las promociones de dos de los últimos obispos abulenses. Como si no encontraran destinos más lejanos. Felipe Fernández a Tenerife y Adolfo González a Almería.  
Desde que llegó a Almería, salvo error por mi parte, han dejado la diócesis los agustinos recoletos, los franciscanos, los claretianos y se oye que se lo están planteando los jesuitas. DE mujeres, recientemente las salesianas. Da la impresión de que el obispo no simpatiza mucho con el clero regular pero tampoco el secular parece gozar de sus amores. Las secularizaciones masivas parecían olvidadas pero recientemente cuatro se han ido a su casa en la diócesis, dos más buscaron refugio fuera de ella y otro entro en profunda depresión tras un cambio inaudito que nadie entendió. O lo que entendieron muchos es que no conoce a sus curas. Lo de aquel del cochazo escandaloso, sólo superado, el escándalo, por el de su vida, todavía no se ha olvidado. Y siguen los abandonos. Como el de un diácono recién ordenado, experto al volante, que se iba a Roma a estudiar y del que se esperaba la ordenación sacerdotal inmediata y que a donde se ha ido es a su domicilio. Y ese sí que conocía bien al obispo. 
Algo si va a quedar de su paso almeriense, su escudo multiplicado en obras realizadas. Lo que no sé si quedará temblando es la situación económica de la diócesis. 
¿Después de esta breve semblanza, desde el afecto, correspondiendo al que él siente por mí, otra caza de brujas? Pues a ver si la encuentra.
No sé si Salamanca perdió un profesor lo que sí parece claro es que ni Ávila ni Almería ganaron un buen obispo.
 
 
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