No he conocido yo a muchos trinitarios. Diría que a dos. Con ambos tuve un muy grato encuentro. Uno de ellos fue el P. Isidro Hernández. Nuestra relación, escasa ciertamente, comenzó como bastantes otras que hoy mantengo con quienes son ya muy queridos amigos.. Un correo del trinitario poniéndome, si no a parir, algo aproximado fue el inicio de la relación. Que enseguida mejoró sin duda debido mucho más a la buena pasta de Fray Isidro que a la mía.
Hasta que un día nos fuimos a comer. Ya como amigos virtuales. Y resultó un encuentro gratísimo. Era inteligente, comprensivo, gran conversador, brillante… y además me pareció un buen cura. Como las dos horas largas de la comida nos debieron parecer poco todavía nos fuimos a tomar otro café y posiblemente otra copa, yo seguro, en las proximidades del restaurante. Me dijo que tenía que ir un día a su comunidad a comer y que daría una gran alegría a dos ancianos trinitarios que según me dijo eran fans de mi pobre persona.
Circunstancias de la vida no hicieron posible esa comida y cuando no hace mucho tuve ocasión de preguntar por él me dijeron que estaba en un estado terminal. Muy poco después, hoy, me entero de su fallecimiento. Que Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te acojan en su gloria trinitaria. Y desde aquí, en el recuerdo de un «encuentro», de un encuentro de verdad, gozoso y recordado, mi oración por ti en la comunión de los santos.
