Una Cataluña independiente nombraría a sus propios obispos desde la base. O eso al menos sostiene alguno de los catalano-católicos más significados.
Pues ya lo saben. Esperemos que Omella, si como se dice llega a Barcelona, tome nota de lo que pretende ese sector, cada vez más pequeño y más enloquecido, de sus fieles. Por ese sistema nunca llegaría a un obipado catalán. Ni de tercera división. Salvo que se anexionaran Cretas. Pero cuando eso llegara, si llegase, el arroz se le habría pasado ya al actual obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño.
Por cierto que los rumores de su promoción a Barcelona cobran cada día más intensidad. Ya he dicho que, en principio no me parecería mala solución aunque a la espera de como fuera a actuar. Y convencido de que al Papa le trae absolutamente sin cuidado mi opinión.