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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Pablo Iglesias, un Che Guevara de mercadillo

9 de junio de 2014

Desde los oráculos de Delfos y Amón los augurios y vaticinios siempre han sido cocinados en los pucheros del que los encargaba y con los ingredientes que suministraba, adjuntos a la bolsa con la que paga el pronóstico. Una encuesta del Periódico vaticina 58 escaños en el Congreso de los Diputados para el vocero bolivariano de Nicolás Maduro en España, Pablo Iglesias. El augurio sobre el ábaco de los escaños de Podemos retrata a su líder, que no ha gestionado ni una concejalía de  parques y jardines, como el político mejor valorado. No le atribuyen poderes taumatúrgicos ni el don de la infalibilidad que sus tovarich bolcheviques y su genunina democracia interna le otorgaban a Stalin, sencillamente porque no  se han formulado esas preguntas en la encuesta. Que si no, también.

Pocos escaños son esos 58 otorgados a Podemos por una encuesta hecha en plena luna de miel de este Che Guevara de mercadillo con los parias de la tierra. Si la encuesta la hacen en Rivas Vaciamadrid, donde Pablo Iglesias tiene su Sierra Maestra y su Dulcinea, habria habido que ampliar el Hemiciclo para dar cabida a tanto diputado uniformado en Alcampo. Encuestas al margen , los éxitos presentes y futuros de Pablo Iglesias no están ni en las razones expuestas por la izquierda estabulada  ni en los argumentos de la derecha tolili.

Pablo Iglesias conoce muy bien a sus clásicos, Lenin y Antonio Gramsci. Para dar el pelotazo electoral en las europeas ( campo de maniobras de lo que está por venir ) se encontró hecha la hegemonia cultural que debe preceder o todo éxito político, y que hasta la derechita acomplejada había asumido con la misma falta de crítica con la que uno observa la Ley de la Gravedad. Por ahí, Gramsci no le hizo sudar mucho la camiseta a Pablo Iglesias, que tampoco necesitó un esfuerzo hercúleo para aplicar, desde los medios de comunicación que se enamoraron de él, las máximas leninistas sobre «la exacerbación de las contradicciones del Sistema» y «cuanto peor mejor». Sobre un escenario de paro y pobreza, con millones de españoles huérfanos de pan y de justicia, Pablo Iglesias ha gritado ¡ tierra a la vista !. O sea, «los bancos a los que habéis salvado con vuestro dinero os echan de vuestras casas porque no les podéis pagar las hipotecas». Tan sencillo como eficaz.       

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