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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El debate de los ausentes

23 de febrero de 2015

El debate que arranca hoy -un cuarto de siglo ya de Debates sobre el Estado de la Nación– será, probablemente, el más atípico de la historia. Y lo será porque los grandes protagonistas no estarán dentro del hemiciclo del Congreso de los Diputados sino fuera del mismo.

 

No estará, por ejemplo, el líder de la extrema izquierda bolivariana, que en España ha adoptado el nombre de Podemos, Pablo Iglesias, porque su formación, a la que todas las encuestas coinciden en situar como segunda fuerza política a partir de 2016, no tiene representación parlamentaria en España.

 

No estará tampoco Albert Rivera, cabeza visible de Ciudadanos, y al que los sondeos regalan también desde hace un mes un turbión de votos ‘robados’ ,tanto a la presunta líder regeneracionista, Rosa Díez -35 años de vida política la contemplan- como al PP de Mariano Rajoy, al que sus -hasta ahora- votantes ya no están obligados a volver a votar para frenar a Podemos. Con Rivera ya tienen otra opción.

 

A cambio, escucharemos los discursos de un Mariano Rajoy que afronta su tercer y último debate, de momento, como jefe del Ejecutivo. Y de un líder de la, aún primera fuerza política de la oposición, Pedro Sánchez, que probablemente no tenga ocasión de volver a repetir, arrollado como quedará de aquí a unos meses por Susana Díaz o por Carmen Chacón. Y qué decir de IU, que estrena líder -un tal Garzón, nada que ver con el juez- del que comprobaremos en unas horas si opera como líder de la coalición comunista o, sin tapujos, como abanderado de los coletreros.

 

Todo parece indicar que el objetivo de Mariano Rajoy será vender, no ya la recuperación económica, que nadie discute, sino la aplicación práctica de sus efectos. Ayudas a familias, a la maternidad, una ley de ‘segunda oportunidad’ para las familias, o tal vez más becas… todo dependiendo del margen que Cristóbal Montoro le deje. Y no hacer sangre con Pedro Sánchez, al que los populares intentan cuidar como deseable líder de una izquierda ‘domesticada’ frente a la incertidumbre de los probolivarianos de Iglesias.

 

Sánchez tratará por su lado de consolidarse como ‘hombre de Estado’ y hablarle, ‘de tú a tú’ a Mariano Rajoy… pero como ‘pisando huevos’…suavón. Sin tampoco ponerle en excesivos aprietos porque en casi todo están en tablas: yo te ataco con Bárcenas, tu me respondes con los ERE andaluces; yo te contraataco con la creciente desigualdad social y tú me atajas conque al llegar al poder encontraste unas clases medias destruidas y tres millones y medio de parados ‘fabricados’ por aquel gran arquitecto del desastre que se llamó, y se llama, José Luis Rodríguez Zapatero.

 

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