«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ruiz-Quintano y el estatismo fascista

Ignacio Ruiz-Quintano ha escrito este verano una columna que resume una de las grandes lacras de nuestra vida política. Y lo hace al hilo de la felicidad que ha expresado Montoro en relación a los presupuestos, que según nuestro popular ministro sirven para «apuntalar un Estado cada vez más social«.

Señala Ruiz-Quintano que ese «Estado-cada-vez-más-social» que resulta ahora el anhelo del PP, es el sueño de toda nuestra socialdemocracia, el ideal hegemónico que todos comparten y del que uno no puede desviarse sin merecer la pena de ostracismo. La socialdemocracia del PP no se diferencia gran cosa de los otros ropajes que ha asumido esa ideología en nuestro país: «falangismo, eurocomunismo y felipismo, hija, al fin y al cabo, del Estado total del Duce«. Y es que pareciera que el fascismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial solo para triunfar abrumadoramente bajo otros nombres en un Estado que no deja de expandirse más y más, cada vez más social, o sea, cada vez más invasivo. ¿Dónde han quedado aquellas referencias al principio de subsidiariedad? Parece, en plena apoteosis estatista, una especie de arcano conocido solo por unos pocos iniciados cuando en realidad es la base de una sociedad sana. Claro que la nuestra, de sana, tiene los huertos urbanos y poco más.

Acertaba Hayek cuando dedicaba su obra a los socialistas de todos los partidos (ahora se podría añadir que gobiernan todos los partidos). Y remacha Ruiz-Quintano: «Como contribuyentes, nosotros, si oímos la palabra «social» levantamos las manos«.

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