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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

En blanco y negro

20 de agosto de 2014

Mike Brown murió el sábado, 9 de agosto, a manos de un policía de Ferguson, Missouri, en circunstancias aún no aclaradas. Sí se sabe que el agente, Darren Wilson, disparó seis veces contra el joven, de 18 años, y que éste no iba armado. Y que Wilson quiso que entrase en el coche de policía, pero Brown se negó, y forcejeó con el funcionario. Es un asunto muy lamentable, que ha supuesto la pérdida de la vida de una persona que fácilmente se podría haber evitado. Wilson, en última instancia, podría haber esperado una ocasión mejor para atraparle.

El asunto podría no haber salido de la actualidad de la ciudad, o como mucho del Estado. Pero Brown es negro y Wilson blanco, y ese hecho ha cambiado por completo la interpretación del tiroteo. Brown ya no es Mike, sino los negros de Ferguson, los de todo el país. Y Wilson ya no es Darren, sino los blancos todos. Los presentes y los pasados, pues ambos se convierten, en una sinécdoque brutal, en la encarnación de los negros oprimidos y de los blancos criminales. No conocemos los motivos que llevaron al policía a disparar. Pero es difícil pensar que la razón sea que el desdichado Mike era negro, ya que dos terceras partes de la población de Ferguson comparten ese color de tez. ¿Porqué a él, ese día, y no a cualquier otro en los seis años de servicio que tenía? ¿Qué criterios tienen los que explican la muerte por la raza para rechazar otras causas, que están presentes en casos parecidos?

Ah, pero ¿qué es el sentido común frente a la inercia de la ideología? No sólo la ideología, racista, de que los blancos tienen un plus de criminalidad y los negros un jocker de inocencia, sino la del antecedente. Pero recurrir al antecedente exige que se someta el caso a un examen informado y juicioso, que no se ha dado en esa ocasión. 

Queda, aún, la prueba definitiva, el argumento estadístico que acallará a los escépticos. Los fergusonianos, ya lo hemos dicho, son negros en un 67 por ciento. Mientras que en la Policía de la ciudad hay 53 agentes, de los que sólo 3 son negros. Las instituciones opresoras, para la raza opresora. Podría ser. Aunque no se intenta demostrar que sea así, o cuál es el mecanismo de selección racista. Y también podría no ser. ¿Cómo han llegado esos tres negros, si no? Y si lo hicieron ellos, ¿qué le impedía a un joven negro que decide su futuro buscarlo, y encontrarlo, en tan benemérita institución? Es más, es bien conocido, y Thomas Sowell lo ha expuesto con una apabullante profusión de datos, que ciertas profesiones se especializan por razas, que en muchas ocasiones no son una representación fiel del mix racial de un país. Ni tienen por qué serlo. Aquí juegan las preferencias personales, los antecedentes y las relaciones familiares, cuestiones que nada tienen que ver con una discriminación racista.

Pero estos son entretenimientos para quienes intentan ver la realidad tal cual es; demasiado complicados y abstrusos para quienes ven el mundo en blanco y negro.

 

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