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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Alemania Oriental, 70.000 asesinatos a manos de la STASI

En 1949 nacía la República Democrática Alemana (RDA) un estado satélite creado por la URSS tras la Segunda Guerra Mundial en el que se reprodujeron los modelos de represión que Stalin venía aplicando en la cuna del comunismo internacional. Se estableció un régimen de partido único con el Partido Socialista Unificado (SED) nacido de la unificación del Partido Comunista de Alemania y el Partido Socialdemócrata de Alemania y crearon, siguiendo el modelo de la soviética KGB, su propio órgano de represión: la STASI (Ministerio para la Seguridad del Estado).

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La STASI se configuró como una macro organización que controlase la vida diaria de los alemanes orientales a la vez que aplicaba una brutal represión sobre toda disidencia. Tenía una plantilla fija de 95.000 empleados más una red de informadores de casi 200.000 personas que cubrían todo el territorio nacional y los poco más de 16 millones de habitantes de esa república soviética. En total, 250.000 personas cobraron nómina de la STASI en sus casi cuarenta años de funcionamiento y más de 600.000 ciudadanos informaron contra sus propios vecinos durante ese tiempo.

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70.000 personas fueron asesinadas durante la dominación comunista de la RDA, además de cerca de 250.000 presos políticos, y cuando la STASI fue desmontada se descubrió un archivo compuesto por 6.000.000 de fichas sobre personas que habían sido investigadas.

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Los agentes del Ministerio para la Seguridad del Estado desarrollaron un depurado sistema de detención y torturas en el que los presos podían pasar entre 3 y 12 meses detenidos sin que mediase causa judicial alguna. Estas detenciones y torturas se desarrollaban en las dependencias de la STASI, de la que la más temible fue la sede central en el distrito berlinés de Lichtenberg.

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Los comunistas alemanes en el sector oriental, el que quedó en manos de la URSS tras la división de Alemania que sucedió a la Segunda Guerra Mundial, empezaron la represión de manera muy temprana con el asesinato de 1.136 miembros del partido entre 1945 y 1946. Además, cerca de 45.000 personas, acusadas de haber colaborado con el régimen nazi, quedaron encarceladas en antiguos campos de concentración localizados en la zona oriental. De ellos murió casi el 40% de los internos.

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La represión, el control de las comunicaciones y la censura fueron en aumento durante los años posteriores a la guerra. Empezaba una represión sistemática que fue reforzada tras los sucesos de junio de 1953, cuando una serie de manifestaciones de protestas que pedían aperturas políticas fue sofocada con la llegada de tanques soviéticos que causaron decenas de muertos. Esta actuación militar fue seguida de una ofensiva de detenciones que acabó con casi 13.000 personas encarceladas y a merced de la STASI.

La represión continuaba siendo muy dura, pero las autoridades comunistas alemanas no lograban parar el éxodo hacia el sector occidental y democrático. Entre 1949 y 1961, momento en el que se construye el Muro de Berlín, más de 3 millones de alemanes abandonaron la zona comunista buscando la libertad en el sector occidental.

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Los 155 kilómetros de muros de hormigón y alambradas y las más de 300 torres de vigilancia fueron la demostración más clara del fracaso del comunismo. El muro pretendía evitar la fuga de ciudadanos buscando una libertad y una prosperidad que el comunismo les negaba. Durante los casi treinta años de existencia del que ya se conoce como muro de la vergüenza, más de 100.000 personas intentaron saltar el muro. Lo consiguieron poco más de 5.000, y un número indeterminado de entre 200 y 1.200 personas perdieron la vida abatidos por las balas de alguno de los 11.500 soldados destinados en el perímetro de la alambrada.

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