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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Cuba libre, religión y negocios

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BUENOS AIRES.- Desde hace más de veinte años escuchamos decir en los Estados Unidos: “Cuando Fidel muera, Cuba se va a convertir en un paraíso más grande que Las Vegas”. Un lugar donde se respira democracia y derechos humanos.

La partida entre el demócrata James Carter (90) y Fidel Castro (88) está llegando a su fin. Curiosamente Jimmy es el mayor pero está en buena forma. Ex presidente de los Estados Unidos 1977-1981. Premio Nobel de la Paz 2002. Fundador de la usina de pensamiento The Carter Center. Una de las organizaciones más influyentes del planeta.

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El ex presidente norteamericano está orgulloso de Barack Obama, quien está llevando a cabo su política exterior con Cuba como un verdadero discípulo. “The best way to bring democracy and freedom to Cuba … is to have full opportunity for americans to go there, trade, to invest … I think this will open up the cuban people to the realization that they need to move towards more freedom and more democracy.” (J. C. 18/12/2014). 

Una historia de negociaciones que comenzó con la apertura de las Secciones de Intereses en Washington y La Habana. El envío de Paul Austin, ex presidente de la compañía Coca Cola como negociador secreto de Carter en el año 1977 (ver foto). En aquella oportunidad, un Castro fuerte con las espaldas de la URSS. 

El punto de ruptura de las conversaciones para el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los EE.UU. fue la presencia de tropas cubanas en Africa y el activismo internacional del régimen comunista. Un tema bien investigado por el académico cubano Elier Ramírez Cañedo.

Etapa de negociaciones que culminó con la crisis migratoria del Mariel en 1980. Año en que viajó tres veces a Cuba el secretario ejecutivo del Departamento de Estado, Peter Tarnoff. El éxodo del Mariel fue uno de los factores que contribuyeron a la derrota electoral de Carter frustrando su reelección presidencial.

Durante la segunda presidencia del demócrata Bill Clinton se retomó la política de acercamiento de Carter. En 3/1998 Clinton autorizó los vuelos directos entre Miami y La Habana, y el envío de dinero a la Isla por parte de los exiliados. En 1/1999, también autorizó la  exportación de alimentos y productos agrícolas a organizaciones no gubernamentales de Cuba, y la creación de un servicio de correos directo entre ambos países. El presidente Clinton puso en marcha la ‘diplomacia del beisbol’ concediendo permiso a los Orioles de Baltimore para jugar contra una selección cubana.

En 5/2002 el viejo Carter visitó Cuba. No lo hizo para hacer turismo sino para continuar con su estrategia. En esa oportunidad tuvo tiempo de jugar béisbol con Fidel Castro (ver fotos). Pero el hombre fuerte del Orinoco retrasó una década el plan. El ascenso del venezolano Hugo Chávez y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) volvieron a darle a Castro el aire que había perdido con la caída de la URSS y el fin del subsidio soviético. En 3/2011 Jimmy Carter visitó la Isla por segunda vez para conversar con los hermanos Castro acerca del proceso de reformas y reunirse con el cardenal cubano Jaime Lucas Ortega y Alamino.

En sintonía con la política norteamericana el Vaticano comenzó a proyectarse como parte de la futura transformación del país caribeño. Recordemos que en 1/1998 el Papa Juan Pablo II visitó la Isla y en 3/2012 lo hizo Benedicto XVI. Desde fines de 2009 el gobierno cubano le está restituyendo las propiedades a la Iglesia Católica.

Recuperar el catolicismo en Cuba no es tarea fácil. La santería cubana y otras creencias afrocaribeñas están ampliamente extendidas en la Isla. Tampoco ha sido fácil la convivencia de Jaime Ortega y Alamino con el régimen cubano. Después de 1959, iglesias, casas parroquiales y otros edificios de la institución fueron convertidos en almacenes, comedores obreros, panaderías y escuelas. Un catolicismo sin medios de comunicación a su servicio. 

Desde su nombramiento como Arzobispo de La Habana en 1981, Ortega y Alamino siempre contó con el apoyo del catolicismo estadounidense que lo ha premiado en varias oportunidades. Han sido precisamente los once cardenales de EE.UU. los determinantes para elevar al jesuita Jorge Bergoglio en la Santa Sede. 

La dimensión iberoamericana toma conciencia en la medida que tengamos presente la historia cubana anterior a la Revolución. En la época del dictador Fulgencio Batista, la Isla de Cuba era conocida como el burdel de América. Es el momento de recordar como era el gangsterismo cubano y las relaciones de la Isla con los EE.UU. antes de 1959. Si creemos que Cuba solo ha sido una posición disputada por dos superpotencias durante la Guerra Fría, cometemos un error. 

La política de desgaste norteamericana está culminando exitosamente. Doblegar o desgastar a los Castro. Sin embargo se dice a los cuatro vientos que el bloqueo ha fracasado. 

La apertura de comunicaciones, el incremento de los viajes y el comercio, serán una dura prueba para el sistema político actual. Hay una nueva generación de jóvenes exiliados que son votantes cubanoamericanos con espíritu práctico. Aprovecharán todas las oportunidades a su alcance para hacer negocios. Ellos son la clave para el avance estadounidense sobre la Isla.

A pesar de haber entrenado guerrilleros marxistas y promovido la violencia en la región, nuestros hermanos cubanos sostienen los ideales de la emancipación hispanoamericana. Si la Isla vuelve a convertirse en el zafarrancho de los vicios norteamericanos será la derrota del Papa Francisco y la decepción de todo el continente. MGB 26/1/2015.

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