Da la sensación de que la histeria se ha instalado en algunas mentes que deambulan por el mundo de la clase política, que, por méritos propios, se encuentra tan denostada por la sociedad en estos momentos que nos toca vivir. Los casos de corrupción están asolando la vida de los partidos políticos y generando un clima de irritación social de consecuencias quizás no del todo previsibles. Y en ese clima se producen reacciones carentes de total sentido. Por ejemplo, la de los políticos ante el tercer grado penitenciario concedido al ex ministro Matas. Que el PSOE pida explicaciones en el Congreso, —nada menos que en el Congreso— sobre ese tercer grado, que su portavoz lo califique de indulto encubierto, y que UPYD secunde semejante iniciativa, demuestra no sólo la ignorancia de como funciona nuestro sistema penitenciario, sino la histeria y el deseo de sacar rendimiento político a costa de cualquier cosa, exacerbando el clima de irritación social en el que estamos instalados.
La Ley Penitenciaria es de 1978, por cierto la primera Ley Orgánica después de la Constitución. Estableció un sistema progresivo de grados, conforme al postulado constitucional de la finalidad de la pena como instrumento de reinserción, no solo de dimensión puramente sancionadora o punitiva. Durante años ese sistema ha venido siendo aplicado con normalidad. Cierto es que en algunos casos esa “normalidad” se vestía de anormalidad en uno u otro sentido, esto es, en conceder el tercer grado fuera de los condicionantes legales y en negarlo cuando todos ellos se cumplían. Pero ya se sabe que cuando la política infecta el derecho el resultado es siempre nefasto para la igualdad ante la Ley y la limpieza del Orden Jurídico
La condena de Matas es de nueve meses. Difícil encontrar un caso de ese porte en el que no se haya suspendido la aplicación de la privación de libertad. Es evidente que el ingreso se debió a la condición de ex presidente de una Comunidad Autónoma. Fue una decisión ad personam, como muchas otras que se adoptan en este mundo de círculos secantes de la política y justicia. El delito consistió en pagar ciertas cantidades a un periodista para que escribiera discursos… En fin, que no es de lo mas serio y grave que se despacha en estos días en los que recibimos informaciones sobre tramas organizadas para el robo de dinero público, en las que, dicho sea de paso, quizás pudiera existir algo de financiación ilegal de partidos, aunque este punto no haya sido, por el momento, acreditado.
Con esta pena y este delito y la carencia de suspensión, el tercer grado no es que cumple todos los requisitos, es que como decía mi padre es de cajón-cajón. ¿Que tiene causas pendientes? Claro, pero que yo sepa funciona —debería, mejor dicho— el principio de presunción de inocencia y el riesgo de fuga es en este caso absolutamnete ridículo. ¿A dónde se puede fugar una persona de esas características? Si el Sr Matas es condenado penas de prisión por las causas que tiene pendientes, en ese caso y en ese momento daré igualmente mi opinión, de manera que si no cumple los requisitos para el tercer grado criticaré con la dureza de la Ley que alguien se lo conceda. A Matas o a cualquier otro.
Si no les gusta la Ley que la cambien. Pero que no crispen mas a la sociedad que ya bastante tiene. No nos olvidemos que la utilización del Derecho convirtiéndolo en torcido para finalidades de corte político también es una manera de corromper el sistema. Por cierto, dos últimas cosas. ¿Se debatió en el Congreso la excarcelación de Bolinaga? Segunda: nunca jamás he tenido relación alguna con el Sr.Matas, ni cuando era ministro ni presidente de la comunidad de Baleares, en donde, por cierto, he consumido muchos días de mi vida.