«Ser es defenderse», RAMIRO DE MAEZTU
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

¿Chiítas o Sunníes?

26 de noviembre de 2014

Un alumno de la medersa preguntó al sufí Nashrudín:

-Maestro ¿qué es más importante el sol o la luna?

A lo que el sabio contestó:

-Naturalmente, la luna.

-¿Por qué? –preguntó el discípulo, no del todo convencido.

-Porque de noche se necesita más la luz.

La Luna e incluso la media luna son perfectamente visibles en la noche de los tiempos. Siempre han estado ahí, pero nos ha costado mucho llegar a ella y es muy probable que estemos muy cerca de perderla de vista.

Cuando los musulmanes encontraron un caudillo como Saladino nos expulsaron de los Santos Lugares que los cruzados habían conquistado estableciendo allí un Reino Cristiano. Cuando Suleimán llegó a ser  sultán de Turquía la cosa fue más  grave y los turcos se llegaron a acercar hasta Viena, dejando claro que su intención era devolvernos en algún momento la visita que hicimos a Jerusalén.

En pocas palabras: lo único que necesitan ahora los musulmanes para invadir Europa (ya los tenemos dentro) es un líder capaz de aglutinar a los distintos emires y taifas desperdigados y diferenciados por sus distintas interpretaciones  del Corán, para colarse por  el estrecho de Gibraltar y situarse en Córdoba, a orillas del Guadalquivir, como hicieron Tarik y Muza y muy pronto los tendríamos a las puertas de Asturias.

Hay que tomarse muy en serio lo del Estado Islámico. Cuando en los países occidentales más avanzados, como Francia, Inglaterra o Estados  Unidos, se producen constantes jóvenes yihadistas que se unen a las guerras de Siria e Irak y nutren los ejércitos mahometanos es que hay algo que  funciona muy mal. Que jóvenes que hablan perfectamente inglés y francés estén cortando las cabezas de espías, periodistas o simples gentes que andaban por ahí y nos muestren hasta qué grado de crueldad pueden llegar los fanatismos religiosos, debemos tenerlo muy en cuenta.

Estamos (y hay pocas dudas de ello) en el momento más grave por el que hemos pasado los países de la Europa Occidental desde la época de los nacionalismos del siglo XIX, germen de las dos guerras mundiales del siglo XX.

Pero lo gravedad de este momento ¿cómo se ataja? ¿Con drones que tiran bombas sobre las trincheras? ¿Con kurdos que luchen por nosotros la guerra que no somos capaces de atajar ni europeos ni americanos? Si los propios Estados Unidos, agotados por los esfuerzos de las guerras de Iraq  y Afganistán se muestran reticentes a meterse en otra etapa tan desoladora como la de la derrota vietnamita, estamos cercanos de nuevo a que Atila llegue hasta las puertas de Rom

¿Qué es lo que hace visible este peligro no tan lejano de lo que algunos creen?  Si el propio Secretario de Defensa de los EEUU, Chuck Hagel, ha presentado su dimisión al Presidente Obama es obvio que existe una crisis de confianza en el modo de solventar esta guerra. 

En su formulación básica podría expresarse así: los musulmanes tienen fe en su religión y en su cultura. Los países europeos, en cambio, la hemos perdido ya. Las mezquitas se llenan con la misma velocidad que las iglesias se vacían y el truco de las “democracias” y los “igualdad de derechos” naufragan en toda Europa y no hay quien se crea que uno mismo debe sacrificarse con engaños de tan baja credibilidad.

Revisar la doctrina e inculcarla de nuevo en las jóvenes generaciones debería ser una obligación entre las cada vez más disgregadas naciones  Europeas, que ven desconsoladas que no tienen otro futuro que luchar por una causa ajena, ya que las propias opiniones se enmohecen por falta de un  “Riego”, ya que nadie se toma la molestia de defenderlas con ilusión y entusiasmo.

La vejez de Europa se manifiesta así en la escasa flexibilidad de su cuerpo. Somos 600 años mayores que los Musulmanes y cuando su conciencia se haya en plenitud de facultades la inmensa mole del laicismo, de la hipocresía y de la indignidad, se hacen más visibles en la pérdida de los valores de la desgreñada Europa.

Las inyecciones que necesitamos no son de más millones del Fondo Europeo, sino una Europa con un fondo de millones de europeos que crean en ella. De no ser así lo único que nos queda es preguntarnos. ¿Nuestros nietos que serán? ¿Chiítas o sunnitas?

 

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