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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Zorba, el Griego

30 de enero de 2015

El país en que se inventó la Democracia y nació el pensamiento occidental (ya que en Oriente nos llevan siglos de ventaja los teósofos y místicos chinos, hindúes y mesopotámicos) tiene el grave problema de elegir entre Aristóteles o Platón. Si eligen la “Lógica” de Aristóteles tienen algunas posibilidades de salvarse. Si optan por “Los Sueños” dormirán la siesta en la calle y tendrán alucinaciones sobre un futuro irreal.      

Que las deudas se pagan lo saben muy bien los usureros, que siempre tienen un cobrador de frac, cuando no va la policía a los desahucios. No está Alemania para hacer quitas y hasta la propia España, a la que se deben 27.000 millones de euros, pretende el retorno de ese dinero aunque sea mediante el truco del arcabuz.

El gobierno de izquierdas más antifeminista de Europa está en la nueva Grecia de Tsripas, apostando a las cartas cómo enmendar los errores del ayer. Sabe que tiene que apostar muy fuerte, pero no romper la baraja. Si otros anteriores robaron no pueden ellos guardarse un solo dracma a menos que quieran pasarse al otro lado del Bósforo y ser una colonia de Turquía, que los espera con los brazos abiertos en la frontera de Chipre. Así el antiguo “enfermo” sanaría de su sueño imperial y podría expandirse hasta las fronteras de Albania.

Quienes tengan un mapamundi en casa, seguramente confirmarán lo delicadas que son algunas zonas estratégicas. El Imperio Otomano poseyó Bulgaria y tuvo en jaque a los armenios. Fue, hasta hace no mucho, amigo de la OTAN, pero roto su pacto con el pasado  pro-occidental de Ataturk, va caminando a una postura panarabista a mucha más velocidad que la construcción de una nueva muralla que salve a Atenas del ataque de un poderoso  Soleymán actual.

Todos los Imperios son nostálgicos y buscan su recuperación del glorioso pasado. Los turcos, que perdieron el suyo por las guerras contra los rusos en el Norte y con los británicos en el Sur, no son una excepción. Si llegaron a las puertas de Viena ahora les estamos abriendo las puertas del Partenón al hacérselas pasar canutas a los ciudadanos a quienes debe Europa su origen filosófico y político.   

Hay gentes que quieren que el movimiento revolucionario que ha llevado al poder a Tsipras, fracase completamente. A corto plazo parecería una opción razonable, al lograr que el reflejo español de “Podemos” fracasase antes de iniciarse. Pero eso dejaría a los griegos amputados de Europa, en tierra de nadie y sería una puerta muy débil para que pudieran soportar la presión musulmana.  

La realidad es que cualquier europeo que sabe cuánto debemos a Grecia desde los tiempos de las Olimpiadas debería desear el éxito de Syriza, aprovechar la ocasión de un fortalecimiento de Grecia y apoyar su estabilidad económica que le permita ser lo que siempre ha sido: el muro de contención de los orientales desde la batalla de Las Termopilas.

Los griegos, como nos demostró la célebre película de “Zorba, el Griego” son muy capaces de un reponerse de un fracaso bailando el “sirtaki”. Aunque la mina se haya hundido, siempre queda el amanecer de los niños del Pireo y las maravillosas islas en donde pueden fumarse yerbas mágicas que llenan a los cretenses de optimismo.  

Si Grecia fracasa, quien perderá será Europa. El muro de Berlín cayó por el norte y resucitó a una Alemania que tiene de rodillas a toda Europa. Si cae el de Grecia puede ser otra Constantinopla que convierta Atenas en la nueva puerta  de Estambul. Tirar piedras al vecino con problemas, cuando nuestros techos son también de cristal, harían posible que el rebote dejase hechos unos zorros los tejados de todo el edificio ¡Y a ver quién se protege luego de una tormenta que invadirá a Europa de Norte a Sur!

 

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