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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Crítica: Papusza, la poetisa enjaulada

Como una muñeca rota sobre la pared, Papusza murmura que habría sido más feliz si jamás hubiese aprendido a leer. La primera poetisa gitana declara así su arrepentimiento tras una vida desdichada en la que desafió las leyes de su cultura, pecado por el que fue condenada a la excomunión por parte de la comunidad romaní en la decadente Polonia de la guerra. Su historia está retratada en el filme del mismo nombre, Papusza, una obra de arte en su ejecución que, a través de unos bellísimos planos en blanco y negro, se luce en su excelente fotografía y en la construcción del guión, un puzle que no atiende al orden temporal.

El matrimonio formado por Krzysztof Krauze Joanna Kos-Krauze adapta al cine la extraordinaria historia de la primera mujer gitana que tomó la pluma para retratar en papel la tradición oral de su pueblo, motivo por el que fue considerada una traidora y castigada con la miseria hasta su muerte en 1987. Bronislawa Wajs, conocida por su nombre romaní Papusza, protagoniza un filme nostálgico en el que el pueblo gitano camina sin dirección, oprimido a la par que opresivo consigo mismo, y en el que el nomadismo, el hermetismo y la dureza de la persecución nazi se retratan de forma serena, con largos planos generales cuidados al detalle que recuerdan a la estética utilizada en Ida (2013).

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En un contexto pintado por los cineastas como si fuese un cuadro se desarrolla la vida infeliz de Papusza -palabra que en romaní significa «muñeca»-, desde una niñez en la que aprende a leer a escondidas, su matrimonio con su propio tío, y la lucha, abnegación e incomprensión a la que se enfrenta cuando comienzan a circular por Polonia miles de copias de sus poemas. Los directores toman la arriesgada decisión de contarla de forma fragmentada, a saltos entre el pasado y el futuro, dejando al espectador que monte y rellene un puzle en el que sólo se narran los sentimientos y momentos esenciales divididos por fundidos a negro.

El ‘experimento’ se resuelve de manera digna a pesar de la confusión inicial, aunque el fondo, a veces irregular, quede claramente opacado por la brillantez de la fotografía y la ejecución formal de la película. Sin llantos ni grandes momentos inolvidables, Papusza avanza, con paso firme pero tranquilo, desde un claro inicio hasta un final incierto con la literatura de un poema en el que se expone para siempre la desconocida lucha de una mujer anclada en sus raíces que anhela remontar el vuelo.

Puntuación: 3/5 

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