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Broken (roto en inglés) es el nombre que un grupo de voluntarios de Mascoteros ha puesto a la pequeña gatita de la imagen.
La triste historia detrás de este apodo es que llegó al centro veterinario con la pared abdominal totalmente desgarrada y una rotura en el fémur, después de que un grupo de niños decidiera usar a ella y a sus hermanos como balón. Ocurrió en un parque el pasado viernes, 12 de junio. Los hermanos de Broken acabaron muertos; la pequeña gatita fue salvada por una señora que llevó al animal al Centro Veterinario Mascotero de Rivas, donde fue intervenida de urgencia.
Carlos Rodríguez, el veterinario responsable de la intervención y presidente de Mascoteros Solidarios, aseguraba después no haber visto nada igual en sus 30 años de profesión. «Nunca me había encontrado con una rotura completa de pared abdominal. Tras 30 años de profesión y cientos de casos de maltrato vistos, en mi vida me hubiera imaginado que unos niños pudieran causar esto a un ser tan indefenso como un gato de apenas dos meses. Esta panda de pequeños PSICÓPATAS (sí, sí PSICÓPATAS CON MAYÚSCULAS), han decidido «jugar» con ella como si fuera un balón, lanzándose los unos a otros su pequeño cuerpecito por el aire, a patadas. En realidad ha tenido suerte, una buena mujer se ha topado en su camino, ha detenido esta atrocidad y la ha rescatado. Qué futuro tan incierto nos espera cuando a mis 51 años me enfrento a esto… ¿Qué consuelo queda cuando unos niños, que se suponen con inocencia, realizan un acto así con un ser vivo?». Son las preguntas que se hace el veterinario, que anuncia en su página de Facebook que la asociación Mascoteros Solidarios se hará cargo de la pequeña Broken. La historia -en 24 horas ha alcanzado a 7.700.000 personas- ya es viral.
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Hasta aquí los hechos. Si entramos en el terreno de las opiniones, la petición de Mascoteros de una ley integral de protección animal que castigue comportamientos como el que casi mata con Broken, el abandono indiscriminado de mascotas o que vigile la suerte que corren cada temporada de caza cientos de galgos no puede ser más apropiada. No lo es tanto, quizá, que desde Mascoteros se culpe al ministro Wert (titular de la cartera de Educación) del comportamiento salvaje de unos niños. Son los colegios, sí, pero fundamentalmente las familias las que deben inculcar en los pequeños el respeto por la naturaleza y por todo ser vivo.
Apelar, como pensará más de un lector, al «los niños son así» no es suficiente. Más de un experto ha apuntado la relación existente entre el maltrato a los animales y el maltrato a personas o el comportamiento antisocial. La violencia contra los animales no es un juego de niños y debe ser reprendida y castigada. Por su bien y por el bien de la sociedad. La historia de Broken es de esas que no debe volver a repetirse.
