«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La semilla del diablo

22 de septiembre de 2014

Sin duda debemos estar satisfechos del resultado de la votación de Escocia a favor de continuar en la Unión, no podemos olvidar que la nación se llama “United Kingdom”, aunque nosotros en España por tradición seguimos refiriéndonos al conjunto con gran frecuencia como Inglaterra. Lo cual hace confundir el problema catalán o español con el “británico”. Este antecedente o aspiración separatista, no es más que un reflejo de la decadencia europea tras las últimas dos guerras mundiales, sin duda el objetivo principal del proyecto de la Unión Europea era evitar en el futuro guerras interregionales en territorio europeo como había venido sucediendo durante siglos. La tarta cultural o sociológica europea la podemos dividir en cientos de trozos, llevado al absurdo llegaríamos a la anarquía personal individual, o como contraposición, intentar crear una unidad a partir de lo común, que es un objetivo imprescindible para evitar que egoísmos nacionalistas desemboquen necesariamente en conflictos sangrientos. Hasta ahora la UE lo ha conseguido, ¡gran triunfo! No lo estropeamos ahora. Si damos rienda suelta a todas las “singularidades” no tardaremos en dejar a nuestros hijos la mesa puesta para una nueva guerra. Que nadie lo dude, la disolución del Imperio Ruso ya nos está dando una muestra, o el conflicto de los Balcanes, estaríamos a un paso de que Austria reclamara de nuevo el Trentino, Alemania Alsacia Lorena, los belgas divididos, los húngaros la Vojvodina etc.…En España Cataluña independiente querría anexionarse la cuenca mediterránea como mínimo hasta Murcia, y las islas baleares, por no hablar de reclamarle a Francia el Rosellón y la Cerdaña, los vascos quieren navarra y otro trozo de Francia. En fin la multisecular historia de Europa. Pero junto a la satisfacción del triunfo del sentido común frente a la irracionalidad romántica, nos queda un temor, el veneno ha sido inoculado, el huevo del separatismo ha sido puesto y sus consecuencias nos van a acompañar de aquí en adelante, creando graves problemas dentro de las estructuras de los estados europeos, y desgraciadamente no se ven dirigentes decididos y coherentes capaces de eliminar esta amenaza de una forma tajante. Un resultado electoral no elimina la amenaza, el sufragio universal no puede entenderse hasta estos extremos, pues todos sabemos hasta donde los sentimientos humanos pueden trastornar la mente, hace poco tiempo vimos el entusiasmo de los alemanes por comerse a Europa entera y no hace mucho más a los franceses, siguiendo ciegamente a dos dictadores visionarios, por eso el imperio de la ley es fundamental, ya que se deriva de la razón, los sentimientos son loables y válidos pero fiables solo hasta cierto punto, hay que prescindir de ellos cuando lo que hay que evitar es un mal mucho mayor. En Europa entera deberían revisarse los planes de estudios y dar prioridad a la asignatura de historia e proporcionar una visión ecuánime de nuestro pasado colectivo. El problema de las nuevas generaciones es que no saben historia ni geografía y en gran parte carecen de memoria. ¡Es lo primero que manipulan los separatistas! Si se quiere ir adelante con el proyecto europeo es necesario ser más tajante con determinados postulados. Hay que ir al fondo del problema: la ignorancia.

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