«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Ucrania

1 de septiembre de 2014

Hace años me comentaba un amigo polaco que si en Kiev entrabas en una iglesia y la ceremonia era católica el feligrés era polaco, si era ortodoxa era ruso y si era luterana era prusiano. Todos externamente parecían iguales…Es un poco exagerado pero no cabe duda que en ciertos territorios donde los estados, reinos o imperios han estado corriendo continuamente fronteras, distinguir a unos de otros no resulta tarea fácil. Entre otras cosas porque lo que está ocurriendo es un ejemplo clásico de lo que ocurre cuando un imperio se disuelve, en este caso el Imperio Soviético heredero del zarista. Lo mismo ha ocurrido y está ocurriendo en Oriente Medio, tras la disolución del otomano, en América del Sur tras el español, lo que ha ocurrido en Europa Central tras la del austro-húngaro, o en el subcontinente indio tras el británico. Una de las ventajas del sistema imperial o de Estado Universal que diría Toynbee, es que en su seno pueden convivir pueblos, religiones, costumbres, incluso derechos especiales, diferentes, sin que se produzca el inevitable enfrentamiento de los diversos grupos nacionales ya que existe una autoridad superior a la que todos prestan obediencia. El problema de Ucrania deriva de que este recién estrenado país, nace de lo que era un distrito provincial del Imperio Soviético, no de unas fronteras naturales étnicas, culturales, históricas. Región teóricamente independiente que en todo dependía de Moscú ya que el poder estaba en el secretario general del partido comunista y no del presidente de la región. Hasta el punto de que Kruschev, que era ucraniano, le regalo Crimea (que en todo caso era de los tátaros, ni unos ni otros) a Ucrania provincia ¡Qué más da todos dependían del mismo eje de poder! En su día, en el momento en que se desgajaron las antiguas regiones del Imperio Ruso para formar naciones independientes,  las fronteras se trazaron aleatoriamente, sin tener en cuenta la composición de las poblaciones ni la historia subyacente. ¡Es evidente que una parte de Ucrania es incuestionablemente rusa y otra igualmente europea básicamente polaco-lituana por tradición! Creo que deben tenerse en cuenta las razones de ambas partes y no exacerbar un conflicto de consecuencias impredecibles entre dos pueblos, ambos europeos, ¡estamos hablando de una guerra civil! En nada ayudan las sanciones económicas ni las amenazas vanas. Obama no puede decir que no irá a la guerra por Ucrania ¡obvio! y que impone sanciones, al igual que el galimatías de palabras de la UE, si no vas a hacer nada lo que hay que hacer es callarse. Porque esas declaraciones lo único que hacen es calentar los intereses particulares de algunos de ambos bandos y al nacionalismo ruso que sí está dispuesto a batirse el cuero por “su Ucrania” son dos países que se necesitan unos para comer y otros para calentarse, y Europa entera para que nos protejan de “la horda” islámica que está tras los Urales

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