«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.
Es licenciado en periodismo; doctor en Economía Aplicada y BA (Hons) en la Universidad de Essex (Reino Unido). Dedicado durante décadas al periodismo económico y de investigación trabajó para El País, Le Monde, Diario 16, Cambio 16, Le Soir, Avui, Radio Nacional de España y El Noticiero Universal. Fue el primer director de Intereconomía Televisión y también director editorial de Grupo Intereconomía. Entre otros premios obtuvo la Antena de Oro de la Televisión por Más se perdió en Cuba.

Artur Mas, en el paroxismo

15 de septiembre de 2014

 Finalizado el espectáculo coreográfico de la Diada, en el que personalmente eché en falta a “La Fura del Baus”, seguimos el “Viaje a Itaca” de Artur Mas como los toros en los encierros cuando están a punto de entrar en la plaza. Los líderes políticos del independentismo se gustan en el paroxismo. Ya se han repartido los papeles de la tragedia: Carme Forcadell (la de Asamblea Nacional Catalana), es Electra; Francec Homs, en el papel de Filoctetes (formado en el Rincón del Vago); Oriol Junqueras, es el Cíclope; y Mas, claro, sería Ulises.

El “hermoso viaje” a Itaca llega ahora al punto; “President, ¡ponga la urnas!”, al que precede el consejo: “Ignore la legalidad española”, que precederá al: “¡No sea cobarde!” dirigido a Artur Mas. El paroxismo se ha adueñado de las calles, reina la vulgari eloquentia y la reflexión brilla por su ausencia.

Ulises, que no movía el brazo izquierdo como por cateterismo, ya no tiene tiempo más que para una semana de trámite co  la ley de consultas y la disolución de la Cámara para convocar elecciones autonómicas plebiscitarias anticipadas. Cuando lleguemos a ese punto (quince días) veremos si hay un frente común secesionista o si CiU se ofrece a los catalanes como la barca de Ulises para ir a Itaca sin encuentros con el colérico Poseidón.

Pero esta generación de CDC tiene un conocimiento de las cosas poco exhaustivo se saben la canción del paisano Lluis Llach, pero no el poema de Cavafis. Una cosa es esperar que el camino a Itaca sea largo;  otra  atar a Ulises al mástil para que no escuche los cantos de sirenas. Aquí parece que alguien se olvidó del detalle de la soga y creen que el viaje no va costar un alto precio. Este Ulises no tiene Penélope que desteja la manta por la noche. Por eso está atrapado por el fuego de las hogueras que el mismo encendió para no enfrentarse con la gestión de la autonomía inviable, quebrada en lo económico y en lo moral, con raíces en Andorra y en Liechtenstein. Por eso CiU abrazó el viaje quimérico a la Arcadia feliz de la indepedencia.

En lo que nos queda de la tediosa tragedia catalana veremos como Artur no es un héroe clásico. No se enfrentará a una posible imputación del delito de sedición. Ni tan siquiera correrá el riesgo de que le imputen uno de prevaricación. Se hundirá con su barca en las autonómicas que no va ganar. Entonces dirán que Ulises no les llevó a Itaca, sino a una Cataluña en manos de Esquerra.¡Tremendo futuro!

Si comparamos con Escocia, parece que por Cataluña nadie mueve ficha. Los británicos han suplicado, advertido, se han volcado en que el “no” gane el referéndum. Los bancos escoceses (Royal Bank of Scotland o Lloyd’s)  han advertido que se irán. En Cataluña todo parece guiado por la niebla ¿Inconsciencia? ¿Falta de coraje?  El Presidente Rajoy hace metáforas cutres con el corazón generoso de los donantes. Ya saben: “un madrileño, salva a un catalán, que es operado por un leonés” o algo así. Puede que falte a la literalidad exacta de la frase, no a su dimensión, pero es que cuando la oí de boca de Mariano Rajoy, la risa me hizo perder el conocimiento.

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